Symon WELFRINGER sube "Le Voyage E10/7a (8b+trad)

7a (8b+trad)

Escalar con fisureros es, sin duda, la forma más pura de escalar, manteniendo un nivel de seguridad satisfactorio. Alexis COOKNRUN.

Symon Welfringer escala The Journey

La tensión es palpable, con cada movimiento, me temo. No necesariamente de caída, sino de esa sensación tan propia de las vías tradicionales: levantas la cabeza y no ves nada, ni cintas exprés, ni parabolts, solo una grieta ensanchada, pequeños agujeros abultados; te sientes muy solo.

Escalar una ruta así era uno de mis sueños; para mí, la definición de la belleza de la escalada: una línea pura siguiendo la rugosidad natural a lo largo de 45 m, una pared sin artificios y la necesidad de colocarse uno mismo toda la protección, más o menos sólida. Todo sobre roca de excepcional calidad con movimientos increíbles. Tantos superlativos para un trozo de roca, pero fue una gran emoción lograr escalar este "Voyage".

Llevo tiempo oyendo hablar de esta vía. Inicialmente, se la consideraba un proyecto extremo en un lugar sombrío. Esta descripción no resultaba atractiva y subestimaba por completo el esplendor de la línea. En 2017, el maestro del Grit, James Pearson, se embarcó en este proyecto y terminó completando lo que él llamó "El Viaje", que no es otra cosa que la vía de escalada tradicional más difícil de Francia. Tras su ascenso, la vía sigue siendo relativamente desconocida y rara vez se repite.

Symon Welfringer escala The Journey

Personalmente, esperé un poco antes de intentar esta escalada, primero por miedo a la dificultad, pero también por el compromiso. La clasificación E10 implica un compromiso considerable con una protección a veces deficiente. Al final de este invierno me siento bastante en forma y listo para romper el mito, primero en top rope 🙈 .

Tras cuatro escaladas con cuñas, logré la vía de fondeo, que parece ser una 8b+ muy técnica, con una sección bastante corta pero muy exigente, especialmente en la zona de los pies, que es microscópica y arenosa. Me llevó mucho tiempo configurar mis métodos durante las primeras escaladas con incesantes cremalleras, pero al final de estas primeras sesiones me siento bastante seguro. Identifiqué las diferentes zonas de protección y los calzos para usar con la mano derecha y la izquierda. Puse en marcha mi pequeña estrategia...

Symon Welfringer escala The Journey

Un tramo me llama especialmente la atención, a mitad de subida la vía cruza entre dos fisuras una hilera de pequeños agujeros, este tramo es excepcional y está protegido por una cuña mecánica Ball-nutz bastante exótica.

Me siento listo para volver y anotar algunos intentos en la delantera poniendo las protecciones.

Un mes después, me siento particularmente en forma, he escalado hasta 8c, tengo confianza. El primer intento de ponerme protección me desilusiona rápidamente, la tensión es palpable con cada movimiento, tengo miedo. No necesariamente de caer, sino de esa sensación tan particular de las vías tradicionales, miras hacia arriba y nada sobresale, ni cintas exprés, ni parabolts, solo una fisura ensanchada, pequeños agujeros perforados, te sientes muy solo. No puedo escalar suelto y me caigo 3 veces en la sección difícil del medio. Había rehecho la sección en top rope y me había parecido bastante fácil, ya no veía la dificultad. Pero con mis primeros intentos en mente, rápidamente me di cuenta de que la verdadera secuencia iba mucho más allá de hacer un 8b+ clásico, gestionando la instalación de protecciones además de los descansos y el ritmo para poner en las secciones difíciles, se necesita mucho margen para encadenar.

En el paso clave, elijo colocar a un compañero, lo que añade un desafío significativo, pero para mí es esencial afrontar los últimos movimientos difíciles con confianza. Sin esta protección, me enfrento a un vuelo de 15 m en un mini cable. Pero siento que colocar a este compañero está minando mi resiliencia.

Symon Welfringer escala The Journey

El lunes pasado estaba desanimado, me sentía débil mentalmente. Pensé que podría hacer tres o cuatro intentos al día, pero solo hice tres en dos días y me sentía agotado, no físicamente, sino mentalmente. Sentía que cada escalada me pasaba factura como ninguna otra ruta que había probado. Intenté mantener la esperanza diciéndome que, como mucho, volvería el fin de semana que viene. El pronóstico del tiempo era desastroso, era hoy o no por mucho tiempo. Como si ya no estuviera bastante estresado.

Lo intento, en el primer largo de 7a, tengo sensaciones horribles, casi me caigo varias veces. Y curiosamente, cuanto más subo la vía, cuanto más descargo los pocos fiadores de mi arnés, mejor me siento, más liberado me siento. En la sección clave, todo sale según lo previsto, enfundado y preciso, me lanzo a la bandeja con un grito de victoria. Pero la vía no ha terminado, 10 m de ascenso en una laca vibrante donde es particularmente desaconsejable usar protección bajo pena de arrancar una nevera de arenisca. Aún pongo un "amigo mental", mi último punto sólido y a más de 15 metros por debajo de mí, los movimientos ya no son extremos, pero tengo que mantener la concentración.

Por fin, una grieta con cerraduras de mano/dedo, pongo toda mi energía en cada cerradura, sin guantes, mi piel sangra, presiono aún más fuerte.

Y ahí está, el relé me ​​tiende la mano, una alegría inmensa se apodera de mí, dejo ir mi estrés, mi miedo.

Yo estoy feliz.

Aquí estoy en la cima de la ruta tradicional más difícil de Francia, ¡¡¡y soy el primer francés!!! 😃

¡No es la ruta más difícil, pero sí la más bonita que he tenido la oportunidad de escalar!

Gracias querida Manon, asegurar en este tipo de ruta es casi tan estresante como escalarla.

Y felicitaciones a James Pearson por abrir una de las líneas de escalada más hermosas que conozco. 🙌

Texto: Symon Welfringer

Fotos: @Marc Daviet

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